Fortunia desafía las reglas convencionales que limitan el diseño de cocinas en cualquier tipo de hogar, ya sea antiguo o contemporáneo. Su espíritu surge de una singular piedra natural de Malí, con intrincadas inserciones de verde ácido, casi fluorescente, sobre una base cromática que abarca desde el blanco hasta el gris claro. La morfología de la isla "Iceberg" transforma el espacio en el que se encuentra, y la deconstrucción del monolito representa una nueva forma expresiva para un futuro estilo de vida. La unidad suspendida montada en la pared es un elemento de diseño que ejemplifica la conexión entre la cocina y los espacios de vida, y simboliza una connotación cada vez más simbiótica que caracteriza la vida contemporánea. Fortunia encarna una creación crítica y audaz que busca llamar la atención sobre sí misma y anticipar el vanguardismo venidero.